MyLife ♥ ♦ ♣ ♠...in WONDERLAND

Welcome to the world where nothing is true, all is weird, and you are the featuring star.

Un príncipe sin padres reyes, instantáneamente se convierte en Rey.
Pero si este Rey no tiene ni castillo ni tierras... ¿Qué es?

El príncipe sin padres, tenía que tomar dominio de sus tierras y de su castillo, pero no era una tarea para nada sencilla, y la única forma posible era aprender de su pasado para poder ver claramente su presente.
La abuela del príncipe, cuando él era joven, le enseñó las artes de la meditación, y cómo de esa forma abrir puertas al pasado. Así podía ir a visitar a ancestros y ver a su familia que ya no existía en este plano. El príncipe logró dominar esa técnica y poder ir con su cuerpo físico al pasado.
Los viaje en el tiempo siempre lo han cansado. No son fáciles, llevan tiempo para planificarlos y algunas veces son tan esporádicos que no te dan tiempo a nada. El regreso del pasado al contrario siempre es grato, uno vuelve diferente, vuelve otro y suele ser normal olvidarse algo en el pasado.
Una de las reglas con los viajes en el tiempo es no hacerlo sin intenciones positivas, porque alteraría el futuro, pero a veces pasa, más si uno es despistado como el príncipe.
Sus viajes al pasado siempre le traen encuentros casuales, regalos, fantasmas y lo que es su cosa preferida: historias nuevas.
Pero no cualquier clase de historias, sino esas que arman más la personalidad y el punto de vista que tiene de sus amistades, familia y la propia.
En este último viaje imprevisto, se pudieron acomodar cosas de su estructura familiar y económica, como dar pasos grandes en respecto a fortalecer amistades que tiene en el presente. Siempre le quedan amigos que ver, pero el destiempo y la falta de orden son los culpables en la vida del príncipe.
Descubrió muchas herramientas y armas útiles para enfrentar al presente, y realmente hoy en día lo está venciendo. Volvió con un corazón blando, pero eso siempre ocurre, sus emociones en determinados casos tienen el dominio. Vino con la mente más fría y calculadora, pero sin perder el impulso nervioso directo al cuore. Y se vio, a su yo del pasado atrapado, pero no podía ayudarle, porque comprendió que fue necesario estar mal en el pasado, y tocar fondo en la penumbra. Fue muy necesario que ocurra ya que al tocar fondo pudo salir a la superficie como hoy en día. Y no es para nada fácil.


En su viaje pudo encontrarse con La gitana, hija de una de sus maestras, la cual abordaron temas del pasado con total naturalidad, y pudieron realizar esos viajes oníricos a los que están acostumbrados. Ella le recordó que viajar al pasado no es malo, por más que quisiera que el príncipe se quedara en esa realidad, le aconsejo de forma positiva y le recordó que tiene que mantener su magia y usarla. Si deja de usar su magia pasarían cosas nefastas, que confíe en su interior.
Luego de recorrer el pueblo, entró a lo que era su castillo, y vió que permanecía tal cual lo había dejado. Al entrar una luz lo cegó momentáneamente y se reencontró con esas murallas y cada recoveco de historia. De su historia.
Al aproximarse por las ventanas del castillo pudo ver la feria del pueblo, que en su presente esta abandonado. Pero en su pasado era uno de los lugares más populares del pueblo, donde mercaderes de todo el mundo comerciaban sus bienes.
El tiempo pasó y en el presente la feria del pueblo dejó de existir por culpa de los delincuentes y ladrones.
Pero en el pasado aún estaba reluciente y uno de sus planes era hablar con la dueña de dicho lugar, que tenía información importante sobre sus bienes.
Bajo de su castillo, rumbo a la feria para cumplir su misión, pero en mitad del camino se encontró con una de sus amistades perdidas en el tiempo. La centáuride, viajera de realidades.
La ciudad de Retuna guarda en sus calles los seres más extraños y fantásticos, salidos de cuentos de hadas, o de relatos de Poe, dependiendo de su oscuridad.
Y entre esos seres más exquisitos en virtudes está La Centáuride.
Ella se destaca en los viajes espaciales, y no me refiero al espacio exterior donde están los soles y las estrellas, sino dentro del mundo terrestre donde se mueve inesperadamente de un lugar a otro sin previo aviso. Encontrarla siempre es signo de fortuna, y sus conocimientos en naturaleza y ecología son reconocidos en todos los reinos. Y el príncipe en su infancia tuvo la suerte de conocerla, cuando ambos eran niños.
Se conocieron en estudios sobre tecnología, pero esa es otra historia.
El encuentro esta vez fue nuevamente casual y se dieron un abrazo fraternal lleno de afecto. Ella sabía el viaje que estaba realizando, porque sobre todas las cosas es sabia.
Y nuevamente, como si fueran niños revivió esos momentos sobre el reino en el que estaban donde el príncipe aún era lo que era, un príncipe.
Ella le dio un regalo mágico y se marchó, repentinamente solo dando tiempo a despedirse y sin saber en qué realidad volverían a encontrarse.
Y, con el corazón contento y lleno de valor encaró a hablar con la dueña de la feria del pueblo.
Lleno de gente y lleno de mercadería se encontró a sí mismo, acompañando a sus padres, jugando entre mercaderías. Era un niño y sus padres estaban con la sonrisa tal cual el recordaba. Felices, paseando y riendo. Era un momento que el dolor no existía, que las lágrimas no eran parte de su rostro y la nostalgia no tenía lugar en esa escena. Mientras los miraba y recordaba su pasado el piso comenzó a moverse, y recordó que tenía que alejarse de ese lugar, ya que podía perturbar su presente. Se secó los ojos y busco el lugar donde estaba la dueña, y observó una escalera que llevaba hacia su oficina.
Se alejó y subió la escalera y pudo observar que estaba un elfo esperando también.
Mientras esperaba cruzó unas palabras con el elfo hasta que la puerta de la dueña se abrió; un duende salía de su oficina y la dueña miro a el príncipe reconociéndolo de inmediato. Lo hizo entrar, y se encontró con una habitación llena de oro. La mujer lo invitó a sentarse en una silla de su escritorio y el príncipe se acomodó mientras observaba las paredes doradas del lugar.
Y en ese momento pudo observar que en ese lugar había muchos amuletos de protección, y en ese instante el príncipe recordó que esa mujer era muy envidiada por su fortuna. Había hecho muchos tratos económicos con su madre, y le tenía mucho afecto a el pequeño príncipe.
Y charlaron, y hablaron sobre las tierras y con mucha humildad la mujer respondió todas las dudas de él, hasta que se dio una pausa. La mujer lo miró y respiró profundo, y en sus palabras sinceras le brindó su protección y ayuda. Lo invitó a marcharse y con un pie afuera de la oficina de la dueña, la realidad se comenzó a distorsionar, hasta que se encontró en otra parte del pueblo.
Muy agradecido en su interior con lo que ocurrió, sacó una sonrisa y pudo ver dónde se encontraba.
Era una mesa larga de té, donde parte de la realeza del otro reino se encontraba.
Estaba la reina roja, muy preocupada y hablando sobre proyectos; estaban las Dama blanca soplando una vela sobre una torta gigante de cumpleaños; los lobos de la corte mirando fijamente la luna; las gemelas concentradas mirándose una a la otra; el Carnero dorado con una pila de libros y su brillo en los ojos mientras leía; el Joven del aire, leyendo una revista de idioma nipón mientras al mismo tiempo miraba la mesa; y las Marinas que nadaban alrededor del lugar. De pronto todos al mismo tiempo y de forma sincronizada lo miraron y le ofrecieron manjares, té, y delicias. En el exacto momento que sonreía todo se nubló.
Se encontró en un pantano y se vio a sí mismo del pasado atado entre lianas y con los pies hundidos en el agua. Recordó ese momento vivido y no pudo hacer otra cosa que darse vuelta y huir. No podía ayudarse, no debía.
Y mientras tanto corría se chocó con un ser del bosque. Mientras estaba en el musgo tirado, el ser se acercó y le ofreció su ayuda para levantarse. Mientras el príncipe agradecía pudo notar que era el Sabio del bosque.
Hace tiempo que el príncipe buscaba al Sabio en sus viajes, pero nunca podía encontrarlo ya que los destiempos de sus viajes nunca lo hacían posible.
Primero el Sabio lo invitó a su cabaña a tomar un brebaje mientras charlaban del futuro y de las energías con las que estaba trabajando él príncipe.
La cabaña estaba llena de dibujos proféticos y de planos, un hogar de leña y una mesa amplia de dibujo. Se sentía el calor de un hogar que lo estaba esperando.
De pronto el Sabio le dijo que pese a su confusión, y que vino a resolver algunos problemas al pasado, estaba bastante clara su visión y sus objetivos. Que estaba bien enfocado en lo que realmente estaba buscando. Y le dijo también que podía contar con él cuando quiera, solo tenía que meditar y pensar en el. Le dió una caja misteriosa y le dijo que la tenía que abrir cuando estara listo, pero antes de abrirla tenía que compartirle conocimientos nuevos al Sabio. Él accedió y guardó la caja, que parecería que guardaba un mazo de cartas, pero prometió no abrirlo hasta dicho momento.
El príncipe le agradeció y cuando estaba por retirarse, el Sabio le dijo que esperara, que su viaje ya estaba por terminar. Lo invitó a sentarse y de tomar una nueva pose de meditación.
Cerró sus ojos y el Sabio comenzó a decirle unas palabras mágicas.
Se relajó, abrió los ojos y se encontró en el presente.
Fue un viaje extraño, y esperó volver pronto a la ciudad de Returna, pero necesitaba dejar descansar un poco su corazón antes.
Se paró, salió de su pose de meditación y se hizo un té mientras miraba las montañas nevadas.




No me conozco mucho que digamos, y pensé que estaría feliz en este momento. Y por más que lo intento, me doy cuenta que tengo que dejar de lado el control.
Tengo que dejar que ocurra… Asi que ocurra…
Es una chispa, pero lo suficiente para continuar. Y cuando está oscuro y no hay nadie alrededor, sigue brillando.

Cada noche doy lo mejor de mi para soñar que mañana será mejor, pero me despierto en la fría realidad y nada ha cambiado… pero lo hará. Tiene que ocurrir.

Y la sal de mis heridas no me quema más como antes, y no es que no sienta el dolor, es que no tengo miedo de seguir lastimado. Y la sangre en estas venas no están bombeando más que de costumbre, y esa es la esperanza que tengo, la única cosa que me mantiene con vida.
Vivo.

Es una chispa, pero lo suficiente para continuar. (Asi puedo andar con los ojos cerrados con la esperanza ciega). (Y si pierdo el control ahora, sé que puedo ser fuerte). Y cuando está oscuro y no hay nadie alrededor, sigue brillando.  Tiene que ocurrir.




Luego de estar más de un mes navegando por el vasto océano, llegue a la orilla de esa isla que buscaba y que no aparecía en mapas. 
Pese a el largo viaje, a los torbellino y las olas que casi me dejan varado en el agua, la orilla estaba cubierta de una muralla interminable y larga. 
Se escucha ruido y sonidos del otro lado, hay vida, pero no hay forma de subir la muralla ya que no tengo equipamiento, y si lo tuviese las alturas nunca fueron mi fuerte. 
No hay peldaños, no hay forma de sujetarse, ni huecos, la pared es lisa y tan alta como las nubes. 
Quizás deben abrirlas del otro lado, quizás hay un mecanismo que las baje hacia la arena, porque de este lado es imposible. 
Y en este caso sí hay imposibles porque no es algo que dependa de mi. 
La isla de donde vengo se hundió. No tengo donde ir por las cercanías. Bueno, tengo donde pero es la isla distante que dejé antes de empezar este nuevo viaje a tierras extrañas. 
Así que no queda otra cosa que hacer que bordear la isla, a ver si encuentro alguna forma de entrar, o si en el recorrido encuentro alguna pista. 
No tengo planeado buscar otra isla, pero si el tiempo lo amerita no queda otra cosa que hacer. No quiero pensar eso igual. 
Ya es de noche. Y tengo sueño, voy a salir a pescar por provisiones. No queda otra cosa que esperar que las murallas bajen, o mejor dicho que el ser que habita la isla baje las paredes gigantes. 


Estos días realmente fueron muy preocupantes para mi entorno, y por lo tanto para mi. Crisis emocionales, robos y desapego a la fuerza de lo físico y material, ira, y pérdidas de seres. Todas esas constantes en amistades y gente de mi edad. Temo decirles que todo eso se llama Saturno. Ya lo nombré, ya se los avisé y aún están a tiempo que se los diga.
Simplemente yo doy las pautas que pueden pasar, porque yo también estoy lidiando con Él. No es para nada fácil, y pesa como el mundo.
Y llámenlo como quieran; Saturno, el viejo sabio con su guadaña; Cronos, titan devorador de hijos; o simplemente Tiempo, imparable y paciente.
Si algo he aprendido estos días es que uno no puede escapar de Él, es imposible. Puede huir y esconderse, pero no sirve de mucho. Quizás ir a otra realidad o refugiarse de sus gritos, pero a la larga te atrapa. Y como en su momento les escribí, si no te atrapa destruye todo lo que tenés al lado para que aprendas. Daño colateral. Doble filo.
Hacerse cargo de los miedos propios es lo que Él quiere y te lo puede enseñar de doce formas únicas para cada uno; que te respetes como ser, que te valores, que aprendas a comunicarte y expresarte, que cuides a tus seres cercanos y familia, que brilles, que trabajes y tengas independencia, que valores a tu pareja o que aprendas de tus fallas para tenerla, que escupas tus miedos, que vibres espiritualmente, que subas ese último peldaño al que no llegas, que valores tu espacio y a tus amistades o por último que seas consciente de tu poder personal.
No es claro a veces que es lo que quiere, pero en un momento clave te lo va a hacer saber.
Es tirano, es déspota, y es frío. Pero todo esto realmente lo hace para que crezcas.
Es como el padre que te ayuda a andar en bicicleta y la sujeta por detrás para que no caigas hasta que la suelta y no te das cuenta. Mantener el equilibrio luego es culpa y responsabilidad de uno, y el golpe es obligatorio.
Porque Saturno no es sutil, es un viejo desquiciado que solo quiere dormir y tú rompiste su ventana con tu pelota de miedos.

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♣ Somos como angeles de una sola ala que necesita abrazar a otro para volar.
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