Y la historia no paraba de resurgir de la tierra y un día el pez se encontró con el escorpión.
El escorpión triste y abatido, raro de ver. El quelicerado se sentía mal, y el pez lo ayudo, ya q entendía su pesar.
-El Sol, perdí el Sol ! - Exclamó el escorpión. Mientras bajaba su cabeza en señal de pedir ayuda.
El Sol, ese Sol que el pez perdió hace un año, al escorpión se le escapo de las manos, y el pez decidió ayudarlo en reencontrar a ese astro.
Los días pasaron y ellos conversaron frente a este asunto, el pq de que las cosas hayan terminado así, y que se podía hacer para solucionarlo.
Tristeza a ira en un solo paso, extremismo. Y luego, amor de nuevo.
Estaba abatido el escorpión, pq cuando quería acercarse al Sol, este se escondía y amenazaba con la noche eterna.
Así que un día el escorpión decidió ir en su búsqueda, y pese a que la noche lo encontró, espero al nuevo día. Y se consumaron en uno, y volvieron a ser. Pero con la advertencia de que no puede estar en el firmamento todo el día acompañandolo, al menos por un buen tiempo.
Y así fue como eventualmente volvieron a estar juntos, pero no se sabe cuantas noches más podrá soportar el escorpión, ni cuantos días el Sol permanecerá brillando.
Y el pez al estar al tanto de la historia, entendió que todos tenemos un Sol al que esperamos, un Sol q aveces muere, y noches eternas, en las que la esperanza es la reina. Noches que la luna nos cautiva igual, y todas las criaturas de la noche viven en uno. Pero a veces, es mejor esperar el Sol, al menos a mi me gusta mas.
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